viernes, 12 de febrero de 2016

Amar sin poseer

 "Quiero un compañero en el arte de sentir la vida y zafarme del destino"(Juan Trigo, Plano sin Fin)

Ya llegó febrero y con ésto, un mes para aprovechar y hablar del amor.
Para empezar, debo confesar que me he sentido amada y por tanto pienso que amar consiste en que lo que se ama llegue a su mayor realización, sin pensar en el provecho que se obtendrá de esa realización..."el verdadero amor , el amor consciente, no pide: sólo desea dar. Y agradece al otro la maravilla que es su presencia y su libre existencia".
Hablando de mi historia personal, no puedo negar que tuve un amor verdadero y consciente. Un amor que me amó como era y por quien era que nunca me pidió que cambiara mi manera de vestir, de ser o de pensar, por tal razón pienso que fue un amor puro y profundo. De todos los amores se aprende, por gratitud a ese amor y haciendo honor a ese aprendizaje, deseo amar sin afán de dominar o poseer, amando a la otra persona sin querer cambiarla y priorizando el contenido más que la envoltura. Porque cuando se prioriza la envoltura entonces se trata de un amor superficial y condicionado. Si la envoltura es bonita, entonces es fácil entregarme, abrirme o relacionarme. Sin embargo si la envoltura no es bonita, no tiene caso conocer el interior.
Es por ésto que me digo que no quiero un amor condicionado, porque he conocido el amor incondicial y aspiro amar porque la otra persona se mueve, vive y se halla en permanente existencia. 

Esta vez dejo un fragmento de "El Principito" que leí en Plano sin Fin y que me motivó a hacer esta entrada. Un fragmento muy bello que espero quien lo lea, pueda disfrutarlo también:

“Te amo” – dijo el principito…

-“Yo también te quiero” – dijo la rosa.

-“No es lo mismo” – respondió él…

“Querer es tomar posesión de algo, de alguien. Es buscar en los demás eso que llena las expectativas personales de afecto, de compañía…Querer es hacer nuestro lo que no nos pertenece, es adueñarnos o desear algo para completarnos, porque en algún punto nos reconocemos carentes.

Querer es esperar, es apegarse a las cosas y a las personas desde nuestras necesidades. Entonces, cuando no tenemos reciprocidad hay sufrimiento. Cuando el “bien” querido no nos corresponde, nos sentimos frustrados y decepcionados.

Si quiero a alguien, tengo expectativas, espero algo. Si la otra persona no me da lo que espero, sufro. El problema es que hay una mayor probabilidad de que la otra persona tenga otras motivaciones, pues todos somos muy diferentes. Cada ser humano es un universo. Amar es desear lo mejor para el otro, aún cuando tenga motivaciones muy distintas. Amar es permitir que seas feliz, aún cuando tu camino sea diferente al mío. Es un sentimiento desinteresado que nace en un donarse, es darse por completo desde el corazón. Por esto, el amor nunca será causa de sufrimiento.

Cuando una persona dice que ha sufrido por amor, en realidad ha sufrido por querer, no por amar. Se sufre por apegos. Si realmente se ama, no puede sufrir, pues nada ha esperado del otro.

Cuando amamos nos entregamos sin pedir nada a cambio, por el simple y puro placer de dar. Pero es cierto también que esta entrega, este darse, desinteresado, solo se da en el conocimiento. Solo podemos amar lo que conocemos, porque amar implica tirarse al vacío, confiar la vida y el alma. Y el alma no se indemniza. Y conocerse es justamente saber de vos, de tus alegrías, de tu paz, pero también de tus enojos, de tus luchas, de tu error. Porque el amor trasciende el enojo, la lucha, el error y no es solo para momentos de alegría.

Amar es la confianza plena de que pase lo que pase vas a estar, no porque me debas nada, no con posesión egoísta, sino estar, en silenciosa compañía. Amar es saber que no te cambia el tiempo, ni las tempestades, ni mis inviernos.

Amar es darte un lugar en mi corazón para que te quedes como padre, madre, hermano, hijo, amigo y saber que en el tuyo hay un lugar para mí.

Dar amor no agota el amor, por el contrario, lo aumenta. La manera de devolver tanto amor, es abrir el corazón y dejarse amar.”

-“Ya entendí” – dijo la rosa.

-“No lo entiendas, vívelo” -dijo el principito.

Antoine de Saint-Exupéry —

1 comentario:

  1. Me encanta la idea de que hayas empezado este blog. Saludos y, en el sentido en que hablas de amor, puedo decirte que yo te amo ^^

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