Me doy cuenta que en cada uno de esos cambios ha sido abrir mis ojos, estar atenta de los sentires, ponerle nombre a los malestares, ubicar las fuentes de opresión, sin esas cosas hoy no tendría esas reflexiones.
Uno de esos orígenes es el espacio solitario. Ese espacio donde una es consigo misma. Me llena de alegría volver a ese espacio. De comprenderme y hablar conmigo de ideas y locuras. No me malinterpreten, la mayor parte de mi tiempo sigo siendo un ser para las y los demás.
Este espacio en solitario es mi llegada a puerto seguro, mi hogar y mi consuelo.
Aunque no hay consuelo más grande para mí que escuchar a Mercedes, otro de mis orígenes: